Casa en Rosarío Manzaneque
El entorno. La vivienda se sitúa en las afueras de Madrid, en la avenida Rosario Manzaneque 6 del término municipal de Torrelodones. El terreno está definido por un ligero desnivel que permite plantear la vivienda en una sola planta, generando transiciones permeables entre el exterior y el interior.
Funcionalmente la vivienda se organiza en torno a un espacio principal de conexión horizontal en relación a un patio exterior en el que se encuentra el espacio de acceso y distribución que organizan las diferentes estancias. Este espacio organiza la casa entre una zona más pública, salón, comedor, cocina y la más privada de los dormitorios.
Volumétricamente la vivienda se presenta como dos piezas pétreas macladas, apoyadas sobre el terreno. La primera pieza, construida con caliza blanca, permite la transición entre el exterior y el interior, generando la zona de acceso principal a la vivienda y las estancias de servicio. La segunda pieza pétrea, construida con granito (cumpliendo los requisitos de porcentaje de este material obligatorios en fachada, según indica la normativa municipal) se macla a la anterior y alberga el programa principal.
El espacio de transición entre ambas piezas genera un espacio continuo y fluido de circulación.
Ambas cajas pétreas se materializan mediante una piel permeable de lamas de madera con distintos grados de transparencia que generan una seria de visiones diagonales, visiones panorámicas y recorridos visuales entre interior y exterior aparentemente autista. La piel de madera, se cierra al Noreste, en la zona de llegada y acceso, mientras que se hace más permeable hacia el Suroeste, hacia el jardín, captando la luz del atardecer. El estudio de la ambigüedad entre interior y exterior, entre común y privado, entre naturaleza y abstracción, junto con la operación conceptual y plástica definen éste ejercicio.
Funcionalmente la vivienda se organiza en torno a un espacio principal de conexión horizontal en relación a un patio exterior en el que se encuentra el espacio de acceso y distribución que organizan las diferentes estancias. Este espacio organiza la casa entre una zona más pública, salón, comedor, cocina y la más privada de los dormitorios.
Volumétricamente la vivienda se presenta como dos piezas pétreas macladas, apoyadas sobre el terreno. La primera pieza, construida con caliza blanca, permite la transición entre el exterior y el interior, generando la zona de acceso principal a la vivienda y las estancias de servicio. La segunda pieza pétrea, construida con granito (cumpliendo los requisitos de porcentaje de este material obligatorios en fachada, según indica la normativa municipal) se macla a la anterior y alberga el programa principal.
El espacio de transición entre ambas piezas genera un espacio continuo y fluido de circulación.
Ambas cajas pétreas se materializan mediante una piel permeable de lamas de madera con distintos grados de transparencia que generan una seria de visiones diagonales, visiones panorámicas y recorridos visuales entre interior y exterior aparentemente autista. La piel de madera, se cierra al Noreste, en la zona de llegada y acceso, mientras que se hace más permeable hacia el Suroeste, hacia el jardín, captando la luz del atardecer. El estudio de la ambigüedad entre interior y exterior, entre común y privado, entre naturaleza y abstracción, junto con la operación conceptual y plástica definen éste ejercicio.
Colaboradores externos:
Arquitecto técnico: María Lamela Martín
Estructuras: Ignacio Aspe Hernanz
Fotografía: Miguel de Guzman
Estructuras: Ignacio Aspe Hernanz
Fotografía: Miguel de Guzman